Lanzamos nuestro primer producto —una solución para la sudoración de las axilas diseñada inicialmente para hombres— en los Países Bajos. El dinero era escaso, pero eso no nos detuvo. Hicimos todo nosotros mismos: rellenar frascos, etiquetar a mano, gestionar envíos y atención al cliente. Pronto recibimos mensajes de mujeres que enfrentaban el mismo problema. Al darnos cuenta de la necesidad de incluir a todos, desarrollamos rápidamente una fórmula unisex que ayudara a cualquiera a sentirse seguro y en control.
Tras el éxito en los Países Bajos, nos expandimos a Bélgica. A partir de ahí, todo despegó y pronto ayudábamos a más personas en Francia, Alemania, Austria y Suiza